La rentabilidad de los activos o (return of assets o ROA en inglés) es un indicador de la rentabilidad de una empresa en relación con sus activos totales. El ROA ofrece a accionistas, gestores y financiadores una idea de la eficacia de la gestión de una empresa midiendo el porcentaje de beneficio que obtiene comparándolo con el valor de sus activos.
El ROA se calcula dividiendo los beneficios netos de una empresa por el valor de sus activos totales y multiplicando el resultado por 100. La fórmula es la siguiente:
ROA = (Beneficio neto / Valor de los activos) x 100
Por ejemplo, supongamos que un fabricante de coches obtuvo un beneficio neto de 3,5 millones de euros en 2021 y su empresa cuenta con 50 millones de euros en activos totales para el fin del ejercicio de ese año.
Para determinar la rentabilidad de los activos tendremos que llevar a cabo la siguiente operación:
3.500.000 / 50.000.000 = 0,07
0,07 x 100 = 7
Por lo tanto, tendremos que la empresa en cuestión tiene un ROA del 7%, o lo que es lo mismo, por cada euro que posee en activos la empresa está arrojando un beneficio de 7 céntimos.
No obstante, el valor de los activos de las empresas cambia con el tiempo. Para calcular el ROA de una manera más realista, se puede sustituir en la ecuación el valor total de los activos a fin de año por el valor medio de los activos de la empresa durante el transcurso del año. Así obtenemos que:
ROA = (Beneficio neto / Valor medio de los activos) x 100
EL ROA mide la capacidad que tienen los activos del negocio en generar valor añadido, es decir beneficio, y es una información que suelen estudiar los stakeholders de una empresa para decidir si invierten (en caso de accionistas) o financian.
Si el ROA es superior a los tipos de interés establecidos en el mercado, significa que los activos de la empresa rinden por encima de los tipos de mercado, por lo que generará mayores beneficios y interesante invertir en ella o financiarla.
Normalmente, se considera que un ROA mayor del 5% es bueno y a partir del 20% se considerará que es muy bueno. Sin embargo, para conocer la rentabilidad real de una empresa se debe comparar su ROA con el de otras compañías comparables del mismo sector, ya que dependiendo del sector de actividad se requieren diferentes volúmenes de activos y se esperan diferentes tipos de ROA.
Por ejemplo, una empresa dedicada al desarrollo de software probablemente tendrá bastantes menos activos en su cartera que una compañía del sector inmobiliario (aunque más capital humano en desarrolladores que no constituye una partida de activo en balance).
Junto al ROA, otro de los ratios más utilizados para valorar la rentabilidad de una empresa es el ROE (return of equity), que en lugar de los activos totales de la compañía tiene en cuenta los fondos propios de la misma, es decir, los recursos de la empresa propiedad de los socios además de las pérdidas o ganancias del ejercicio.
El ROE es una herramienta interesante para los inversores que están pensando en adquirir acciones de una empresa, ya que su ROE les permitirá determinar si el valor de las mismas es el adecuado y por tanto su competitividad en el mercado. La fórmula para calcularlo es la siguiente:
ROE = beneficio neto total/ fondos propios
Los fondos propios se calculan por la diferencia entre el valor de todos los activos y todos los pasivos, información que se puede consultar en el balance de situación de la empresa.
Para una compañía que no esté endeudada, el ROA y el ROE serán iguales. En cambio, si lo está, el ROE será superior al ROA a causa del “efecto apalancamiento” de la deuda, que proporcionará más liquidez y recursos a la empresa a un coste más bajo que el del equity para desarrollar su actividad.