Se trata de una política monetaria a través de la cual los Bancos centrales pueden comprar activos financieros y bonos gubernamentales o corporativos buscando así el contener las tasas de interés y aumentar la oferta de dinero en el mercado, para impulsar el consumo y el empleo. Por ello, cuando las medidas convencionales no tienen los resultados esperados y los tipos de interés no se pueden bajar más, se recurre al quantitative easing o flexibilización cuantitativa.
La flexibilización cuantitativa es un concepto que fue utilizado por primera vez, por el economista alemán Richard Werner en la década de los 90. Se basó en la idea de que el banco central no tenía que comprar tanta deuda pública sino adquirir de manera agresiva los activos a largo plazo de los bancos privados.
A finales de 2008 en un momento que se acercaba una recesión mundial tras el estallido de la crisis financiera, la Reserva Federal de EE.UU. comenzó su programa de flexibilización cuantitativa, comprando la mayor cantidad de activos financieros posibles en todo el mundo. Como resultado consiguió una inyección de unos 3,7 trillones de dólares estadounidenses en la economía de EEUU que se dispersaron por toda la economía mundial en los siguientes cinco años.
Otro momento de aplicación de esta política se dio con motivo de la pandemia de Covid-19, que paralizó la actividad económica en gran parte del mundo. Los principales bancos centrales coordinaron una acción conjunta frente a la posible recesión. El domingo 15 de marzo de 2020, la Reserva Federal, de manera coordinada con las reservas de la UE, Suiza, Reino Unido, Japón y Canadá, anunció un QE (por sus siglas) con una bajada en los tipos de interés, compra de activos, y la reducción de las líneas de swap.
Una de las críticas a esta política monetaria es la idea de que la inversión improductiva es por naturaleza en última instancia deflacionaria. Considerando que aportar liquidez a los bancos privados no es eficaz ya que estos lo utilizan en los mercados financieros y no lo destinan a ampliar los créditos a la población, siendo por tanto una maniobra fallida.
Es importante conocer cómo reacciona el mercado a la quantitative easing y es que se produce un pico o spike instantáneo cuando se conoce la noticia y un ajuste eventual del precio tras la aplicación de la medida, provocando la pérdida de valor en la divisa, ya que en definitiva se añade más moneda en circulación al mercado.